Aquí en la tierra
somos el uno para el otro:
cuatro patas en el aire al mismo tiempo
galopes
saltos congelados
Deberíamos dejar de lado cualquier intento
que implique dilación:
el perdón llega después
nunca antes
Para lavar los pecados que en ellos cometa el mundo
ha de haber siempre niños
sumergiendo las manos hasta las muñecas
Su canto:
un cántico del paraíso
el plácido estanque donde su Señor se deleita
no como un dios
sino como un niño que podría ser un dios
martes, 4 de agosto de 2009
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